El jamón curado es una de los productos estrella de España y es un imprescindible de cualquier mesa de aperitivos. El «jamón es el nombre genérico para este embutido de muy antigua tradición», apunta el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que también lo clasifican en dos tipos de jamón. Por un lado está el de cerdo ibérico (conocido como «pata negra») y por otro, el de cerdo blanco (denominado «jamón serrano» y obtenido de otro raza que no sea ibérica y curado en clima de sierra, o sea, frío y seco).
Sea cual sea, seguramente nos hayamos encontrado tras unos días en el frigorífico unos puntitos blancos en su superficie. No se trata de sal o parásitos, más bien, denota aspectos positivos de ese jamón. Esta motas blancas que aparecen en el jamón curado son cristales de tirosinas, según indica la OCU, y «no debe preocuparnos».